Espera.

Toda la experiencia en viajes. Sí, es verdad. Pero en fin, esto es algo mucho más que raro, mucho más que nuevo.

Es como si no supiera de donde vengo, ni hacia donde voy.

Dónde intercambiare mis días pasados, mis tiempos, mis historias…

Qué se yo?

Vos sabés? Decime si estás pensando lo mismo. Haceme llegar alguna señal inoportuna. Desde allá, desde tu distancia. Pk la mía ya no es la misma que la tuya, mi distancia para con el mundo de allá se acorta, y mientras se acorta la vivo, así que soy plenamente conciente de lo que esta pasando.

Pasa que no quiero esperar. Eso pasa.

No me gusta esperar. Me desespera.

Hacía ya algo más que una hora. Muchos ya empezaban a extrañar. Es normal generar ese tipo de extrañamientos. Es un viaje. Los viajes son así.

La sorpresa fue el mensaje, cubría todo el equipaje, mi único bolso. Mimetizaba sueños con esperanzas. Precipitaba todo acerca de nosotros.

Ahora éramos una ruta en viaje. Un viaje en ruta, perdón! Ya ves? Hasta se me complicaban las palabras. Todo era algo que, además de esperado, seguía haciéndose esperar.

Muchas cosas se pensaban. Qué haría yo? O que haríamos nosotros?

Qué esperar?

Mientras, yo encontraba motivos para continuar. Continuar con mi espera.

Aceptaba cualquier banalidad en charlas ocasionales. Aprendí a ver mejor cada cruce en la frontera. Animaba a mi mente a que descubriera alguna otra forma de organizar mejor el mundo. Inventaba lugares para mí. Imaginaba futuros lejanos.

Me veo haciendo composiciones matutinas con café, chocolates y bizcochos de día y de noche.

Pienso en comidas de mamá y caramelos confitados… y por sobre todo me agarran antojos en las noches.

De cualquier manera, yo creo que todo, todo es culpa de la ansiedad.

Cuanto falta para llegar?

Que gran mentira. Siempre supimos que solo estoy a una hora de la salida.

Por allá arriba, ¿estarán pensando en mí?