Locos.


Mirar tras el ventanal es materia de locos.

Si, los locos se pasean mientras miro.

Mientras miro las ideas se pasean, trayendo locos.

Me imaginan en viajes…

Curiosos ensueños.

Veinte centímetros de silencios que me separan de un cuaderno.

Del estudio.

De un libro…

Y de las curvas de una mujer… que se pasean frente a mi.

Y que distraen.


Me preocupa irremediablemente este presente estado de cosas.

Es el pasar que se aleja. El presente que se agota.

La impaciencia de soñar.

Y los locos… que vuelven, se pasean y vuelven otra vez a dejar ideas.

De viajes.

De simplezas con extrañas cosas.

De negocios sin riquezas.

De irse por ahí y no volver.

De pescar y no ser nadie.

De no vagar. De sentir, no más.

Dejan rumores míos sobre cosas de mí que yo no sé.

Que me hacen dudar, de mí y de los locos.

Me hacen saber, que existen mundos.

Una curiosa realidad a la cual volver, de vez en cuando.

Recién después del desanimo.

Y una estructura, a la que al conjunto se le sugiere meterse.

Y no escaparse.


Sugieren a veces… Volver a la rutina, esa insalvable experiencia.

Me traen limones, de sudor agrio.

Me revuelven el cuerpo con la primavera que se me escapa.

Y vuelven los locos… a pasearse.

Delante mío… detrás. Se pasean.

Derecha izquierda, arriba abajo.

Me dejan mosquitos.

Enfilan hormigas.

Me disimulan sombras.

Estiran arañas, desde el techo…

Y a veces recuerdo, me traigo todo, vuelvo yo.

Los locos se van.

Me traigo, al presente estado de cosas.

Y otra vez al cuaderno.

Y otra vez, al libro.


Paraiso y peces.

Creo saber quien eres.

En época estival, los brotes de la edad se salieron hacia fuera.

Enardecidos.

Nos molestaban entre las partes de nuestros cuerpos. Y las hormonas se exaltaban, poco más, poco menos, cada vez que te aparecías.

Me sentía enrojecido.

Mis manos… inquietas, se paseaban de arriba hacia abajo.

Posándose de a ratos en tu cintura.

Y allá iban, mimetizándose, nuestros cuerpos hacia el rió.

Paradas de amor… y en desanimo.

Mirábamos atardeceres, y nos gustaba definir sombras en los ocasos.

Las plantas como espigas, dibujaban figuras.

Y entre los juncos los sapos cantaban.

Si los abrazos iban y volvían,

Nos recorrían sonrisas.

Ellas nos vieron pasar los ratos.

Por sobre los hombros se escapaba nuestra alquimia.

Nos mordíamos la lengua al matarnos con cosquillas.

Y al decirnos “basta”, el aliento a vino, que se lleva a veces en sangre, se nos escapaba. Nos recordaba borrachos por sobre las memorias que tejen los sabores de un verano.

De amor con vos. De vos conmigo.

Soy algo así: una sombra que muerde.

Como cantando.

Color aluminio, si me miran de costado.

Y vos… Quién carajo sos?

Pk estas arriba mío?

Desde cuando nos atamos?

Desde cuando me he dormido?

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Ellos y nosotros... Enamorados de la vida... Pero como todo amor lleva a la locura... Locos enamorados entonces, para así ser felices jugando en una bohemia imparable... Y así, viviendo, aprehender la vida misma Buena suerte revivir recuerdos del nacer ayer en un encuentro que ahora es cercano...

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