Funciones

Funciones

0.1

Oh payasos: Quieren dormir?

Mejor, recuesten sobre mí, la ausencia.

La pena como roca

Como arcilla o como greda, que desase.

Derrumben el cielo en mí.

Que mi pecho es un escudo

Un valor sin tiempo, y a veces agua

Esa esencia que diluye, disuelve

O da vida.

Y este espacio grande

De que quiero tocarte y no puedo

De que quiero plantar un grito amargo…

Pero no.

Que fue mejor la pelea.

La salida banal de este estado de cosas

Que quiero tenerte pero no…

Quedate.

Vení para acá.

Bien parece que no es tarde,

No te vayas afuera.

Seguí durmiendo que llueve

Si salís, esa anuencia,

La congregación de gente que explota

Que vaticina cosas de tiempo, de rutina

Todo…

Va a morir en mí

Quedate, que la gente atraviesa,

No estamos para ver a nadie.

Que tu voz y ese plan de magia,

La mejilla tierna…

Es tu pelo, y es tu boca,

Bellezas de cosas que sobran aquí.

Ya no estés triste, no pongas esa cara.

Es esta espera, es el clima, esa lluvia de allá afuera.

Ya no estés triste, que para vos es fácil:

Vos te vas, yo me quedo.

Payasos… el presente idiota de este circo:

De nosotros y las peleas.

0.2

Ese reclamo de aventura en sus labios.

La presencia de mí.

Pido mejor su olvido en las mañanas.

Si es naufragio, si se va.

Y que no falte, no.

Un abrazo suyo y mío.

Papelito del aire, para sentirme así:

Suelto.

Pastito mojado.

Un aroma que crece y pasea contento.

Un lugarcito pintado en esta cama.

Pero está su voz al lado mío.

Ella está.

Rulo mojado.

Silueta fresca.

La cama y el mundo, nos quedan grandes.

0.3

Camisola de hilo blanca

Una porción de agua

El espejo,

Su ombligo.

Verano es, una tarde me prende la cara

Quema…

Será horrible el vacío cuando se vaya.

Y me obligo a buscarle, figura-fondo

El bar de este universo en que le tomo

La iconografía completa del sexo

La imagen desnuda

Ella delante de mí…

Es un hecho.

Pero cuando no, enciendo cosas

De noche, como lámparas

Abro ventanas, se viene en el aire

Un comodín de soledad que baila sobre la cama.

Y el olor de ella y esas imágenes que yo grababa

Se reproducen… como cosas de agua,

En una porción de techo.

0.4

Todo bien mi señora,

No os preocupáis

Usted venga cautiva y cauta.

Yo le espero, impaciente

Con un fogón de abrazos veraniegos

Y un caldo de besos en compota

Le quiero endulzar el alma

Y envío una mirada para que no se sienta sola mientras espera.

Yo, le espero corazón abierto.

Opéreme a sabor de sí,

Cambie el corazón si es necesario.

Cuando llegue no toque timbre,

Más bien despierte al vecindario.

Golpee fuerte.

Yo le espero, cosita en mano

Nochecita en casa.

Espero, tenga buen viaje.

0.5

Atadito a un brazo,

Tengo el recorte de un sueño.

No le vivo, no le ando.

Tengo un sueño.

Las mejores cosas estarán detrás de esa puerta,

Pero, vos y yo, somos un abrazo capullo

Que va, que abre las alas

Que recién despierta.

Una veta dibuja la ventana,

Va de cola con su luz

Difusa, espesa

Desde tus hombros hasta tus piernas.

Minúsculo negro

Tus amarillos y sombras

Los dibujos de tu pelo.

Tu espalda.

Y mi rostro: un equeco fraude.

Payasito tonto,

El sonriente aire que te besa.

Y sabe que hacer el amor no existe

Si no es luz tu cuerpo

Si no hay olorcito a menta.

Si, si.

Me estoy yendo al mejor lugar del mundo.

El finito y tierno espacio de tu cintura

Y esa línea, chiquita como pocito

Por donde empieza la cola.

Dame tu relato con florcitas,

Para ver que sentís

Y me quedo dormido.

Mientras te quedas torcida.

Habrá un milagro por allá afuera.

0.6

Y con razón si nos vieran.

Nos llamarían locos,

Si desde acá nos retan por reír.

Quizá sepan

Que suelo ilustrar besos de buenas noches con estrellas

Que suelo contar historias con cohetes,

Con payasos que viajan de cara al espacio

Que se esconden en tu almohada

Y regresan con pinceles a teñir

Tus sueños.

Quizá sepan que de vez en cuando

Te regalo mi sombra de fibrón rayado

Que va de cara a tu nariz

Porotito obtuso, monigote pequeño

Dibujo de infante.

Y que es entonces cuando yo

Te aprovecho a besar.

O quizá.

Que pasea por mi casa una soberbia cosa.

Tierna manija.

Eso difícil de definir.

Que le llama al interior,

Para abrir… escapar

Dejar salir lo mejor de mí.

Seudónimo de hojas y sobres.

Que es tan real eso inexplicable.



Amor: cualquier similitud con la realidad, es pura coincidencia en este nuestro circo.

Definicion Existencialista de la Locura, (mia).

Era ya el viento, la epopeya de salirse de si… dejar de remolinear y perdurarse.

El amor como conquista se sentaba allá afuera, en una plaza. Yo fracasaba aquí dentro, esperando encontrarme. No daba cuenta de que en verdad las cosas miraban por allá afuera, que debía salir de mí.

Allá estaba yo, sentado imaginariamente en los bancos de las plazas, las escuelas, los museos, las peatonales, en las ventanas de los bondis, quizá en una que otra marcha de protesta. Y yo que no iba, me figuraba desde aquí. Que miserable.

Ya ahora estoy empezando a cobrar fuerzas como con las mordidas de bronca y arena...

Todo se iba a medida que me iba desencantando, y gritar a veces no era una buena salida. Era una símil y exigua crisis existencialista, Sastre se nos paseaba y nos hablaba de nauseas.

Eran, a decirse, alrededor de las 6 de la mañana. Hora de conformarse, y entregarse al sueño quizás inmundo de tirarse a descansar por el piso.

Volcar nuestras infantilidades por el suelo… armarnos como cuerpos sin asco, ebrios, pa’ dormitar en el comedor.

Ya estábamos asados. Revueltos.

Antes bien, la negra dispuso decir un par de cosas, ese milagro.

Las preguntas de ella, que se marca inquietante para inmovilizar mi vida.

Ansias, cuantas ansias de que diga algo que imaginé que dijera. Que desesperación, cuanto exaspera. Entonces va a decirse y no se dice… aprieta los labios, pero no. Se dice pero no, y ya pues bien… dispara: Te amo. Y ya nada mas acaba con todo, me disloca, me caigo, y en el momento de desvanecerme, viene, se acerca tanto, me pone los brazos, sus hombros me mutan al pecho, y ya somos dos siameses pegados uno al otro. Se une mi cara a su cuello, me aprieta, me salva, me rescata del todo, y yo caigo en parálisis mental frente a sus pechos. Y me recorro todo. En desecho músculo, me precipito hacia ese lugar fecundo, el mas calido en nuestros encuentros, que ella guarda para conmigo. Y ya somos dos. Estoy mirando sus orejas. Me ríe, me mira. Pone cara de perro mendigo de amor de mi, cariños de mí. Y el viento confuso, quizás ya no existe. Para mi no existe. La negra cuidó mis árboles, les regaba mientras esperábamos primaveras. Ya no hay modo… ni mas ni menos te defino exacta: “Gracias por salvarme”.

Domingos 2.0


De vez en cuando

Uno también muere los domingos

Casi cuando llega o le atraviesa la tarde

En su purgatorio lento

Que apaga soles

Y se adentra noctámbula

Para posarse sobre otras cosas.

De vez en cuando

Puede que morirse un domingo no le baste

Sentirse como neblina

Espuma espesa turbia

Que le recae y le cubre

Y no como nodriza

Quiere gritarse desde adentro

El llanto le llama a una madre

Pero nada de eso le salva

En verdad uno muere acaso los domingos

Se baja hasta la pobre sombra de si

Y se mira estupefacto

Tambalea por sobre el borde de la cornisa de su locura

Y se vierte en sangre

Llora por los poros un poco

Y se tapa el llanto para ahogar la tristeza dentro

Y disimular para afuera

No vaya a ser que los demás vean cosas que no son

Y nadie venga a salvarnos

Nadie.

Ay los aires que son amargos

Vengase señor a compartir mi frío

Me siento falto de mí

De mi confianza

Le pido que no me grite

No me regañe

Estoy disimulando que me encuentro

Y por si acaso

También muero uno que otro domingo por la tarde

Y así ando,

Se posa sobre mí la lámpara azul

De mi recuerdo

Me traigo a mi boca un par de veces

Para recuperarme de la sed de mí

Y me voy lento pardo

Por sobre una calle que he dado en tejerme

Para no perderme rumbo

Y no olvidar de mis sueños

Que están aquí, solo que los tapo.

Es que nos fuimos dando cuenta

De que el campo es ancho

Vio

Y nos cuesta trotarlo

Será por eso tal vez que uno muere de vez en cuando los domingos?

Y como llueve…

Déjame de llover, por favor

No tengo paraguas

Y me invade la amargura.

Mírame aquí

Ando con mis ilusiones atadas a un bolsillo roto

Y se me van cayendo

Pobrecitas

No las juntes, es duro

Pasa que sabes que?

Nos vamos creciendo

No es fácil perdurarse

Es que hay mañanas en que quizás me levante

Deba ponerme los pantalones

Y posarme allí, en la ventana de mis ideas

Ver de nuevo enroscarme

Sentirme un tonto, y otra vez

Entrar al mundo, entrar al mundo.

Es por eso que uno muere también

De vez en cuando los domingos.

Para respirar otros aires vio

Total no nos cuesta la esperanza

Y usted bien me esta viendo

Pero no comparte mi rol de trotamundo

No vaya a ser que le atormente

Mejor déjeme ahí

Con mi rejunte de versos e ideas

Que sí, ellas matan los domingos

Pero gracias a ellas muero,

Y también vivo

Me revivo

Muero dos, tres, un par de veces por cada dos semanas

Pero y mire como se me aparecen las cosas,

Me traigo en hambre, se me hincha la panza

Huelo la mugre de mi que me lame por sobre la peluca

Y siempre que me duermo

Me reviento la cabeza

Pero vea, muero y vivo, por mi

Y las ideas.

Siempre de vez en cuando

Salgo de mí

Doy un paso rengo en falso

Me disloco

Y voy a suicidarme por ahí

A volarme la cabeza

A morir en los domingos.

Pero solo, a salud de mí

Solo

De vez en cuando.



gracias a vos, a veces me salvo a mi...

Que me fui a dormir y ya no.


Que me fui a dormir y ya no.

Me resulta loco.
Extraño.
Posesivo.
Imposible de no dudar.
Me resultan
Imprescindibles los ecos.
Como les pasa a las hojas.
A los vientos.
A los murmullos.
A la crudeza de las arenas.
Al humo.
Al sueño…
Que sin queriendo me voy.
Que durmiendo me voy.
Y no reviento…
Me duermo,
Me duermo.
Adiós.


Después de tanto, me vuelvo a mi, me traigo después del ritmo, del ecosistema insalvable.

Y bueno, me descanso a veces, con vos, en tus brazos.

Gracias.


Domingo


De vez en cuando despierto lo domingos

Agarro el sol por las orejas

Respiro el aire

Y me paseo temprano

Con la casa a cuestas

De vez en cuando los domingos

Enciendo un mechero

Caldero humeante

Recorro las sobras de la noche

Y le doy un trago al buen día

Que se viene levantando por allá afuera.

Mitad luz mitad verano

Quizás invierno

No me acabo de dar cuenta que los pájaros surcan el aire

Beso la boca de la negra al lado

Le toco un canto a la vida

Bostezo con aliento a vino y a curda

Y me llevo a la mañana

Como viento norte

Que se mete por los costados

Ay cierto paisaje que marea

Ay sorbo mañanero

Mi mate amargo

Veni, sentate al lado mío

Matame a besos

Brinquemos al medio día,

Tengo un hambre de lobos…

Tengo un hambre de lobos

Y no soy ni triste ni borracho

Soy un árbol

Asomándose desde la tierra

Metiéndose en el cielo

Domingo mañanero que me trae recuerdos de abuelos

Que pasean por encima de la mesa

Y se me quedan mirando

Ay si habrán pasado por mí

Si habrán pasado por mí tantas veces…

S/T



Oy!

Mirá.

Que bueno.

Me encuentro en un blanco dulce.

En un paralelogramo.

Con letras en cursiva.

Todo abstracto.

Sátiras que se llueven por todos lados.

Y un hambre de lobos

Un mundo con cerezas.

Y me doy cuenta

Que ya somos dos, amor.

Convidándonos la luna.

Siento que estoy

En un breve relato que acosa lo impaciente.

Pues quiero descansarte, y el mundo, tu sabes, es una tertulia

Una “econofilia” por todos lados.

Y vos sabes bien amor,

Solo me curan las canciones.

Las canciones y tus besos.

Y mirá niña, por allá arriba hasta se nos ríe el techo.

Mi pequeña crisis de modernidad


Cuan pequeño es el viento señores

Hoy, ni nos arrastra

Al parecer, no sopla ni el hambre, señores

Y se nos van los sueños del mañana.


Lenta-lenta se va pudriendo la tarde, señores.

Enmohecida, se va.

Enrojecida, se va.


Y yo, doy un giro triste.

La luna se tapa mitad negro.

Y el rojo sol ya no esta.

Se ha levantado un viento de perros, señores

Sí, y viene con ramas de árboles

Que nos besan en la cara.


No hermano, no

Yo no me tiño de rosa

Soy madera frágil

Casi rota.

Voy flaqueando entre azahares

Camino paso de curda

Lento

Vago

Prostituyéndome hermano.

No soy otra cosa que una lámina de versos

Una lástima

Una escoba

Que barre mis propios pasos


Y no, esto no es un poema, hermano

Es la palmada de una rama

Rama que me pego en la frente

Que me levantó el misterio del mundo

Y me dio una cachetada.


Con todo,

Hay este verde negro que suspira fríos tristes.

De vientos que se salen corriendo

Y ya ni me tapan


Es un balancín la vida, hermano.

Y todo,

El todo se va decantando en monotonía.

Y a veces no pienso nada.

Soy solo una maquina errante, autómata, mecánica.

Pero siempre el corazón me late

Y no hay día en que no sienta

El pudor de mi desnudo cuerpo.

Que sintiendo el hoy me ahogo,

Me ahogo, hermano

Me ahogo y espasmo.


Es todo un poema triste.

Un ausente eco infinito con melodramas.

Y lo progre que no me llega

Toda la mugre que lo tapa.

Sin embargo muchos creen que hay un mundo de cerezas…

Hay un mundo de cerezas amor…

Amor, de verdad lo hay?



Proezas


Proezas

1.

Mi cuerpo…

Este absorto y vil reclamo

De paciencia

Que deshumaniza.

Maldito cuerpo que pide horas

De descanso… y yace muerto

Horas y horas muerto, duerme.

Improductivo.

Que fiel regazo me daría tu cama

Donde dos pechos y una panza me hamacasen

Me darían cuna…

Y como a un niño.

Nos llevasen juntos

Al soñar descalzos

Por el techo.

2.

Yo,

Quiero darte algo.

Inconfundible sueño.

Mi vanidad.

Aun si Dios no viera hoy,

Quisiera darte algo

Un fiel reflejo

Una tersura de palabras en prosa.

Un fiel recuerdo,

Sin vaguedad.

Si he dejado de andar…

Quiero obsequiarte algo…

Acaso un espejo

En donde dado el tiempo

Te mires fijo

Y en la mística que guarda el reflejo

Buscando voz…

Me preguntes…

Quién soy yo, en verdad.

3.

De qué manera tú, me harás el amor hoy?

Si desmedidamente no confió en tus piernas

Ni en tu espalda que me seduce,

Que es sabor a mis manos,

Que quieren tocarte

Y aun tocándote,

Te nombran…

Y tu nariz…

Que resbala despacio,

Matizando mí sangre

Que respira mis adentros

Y expulsa bocanadas de aire

Que son brizas de hilo

Que retuercen en sobras

A mis pies descalzos

Cómo inventarás el amor hoy?

Si ya sabes como es el mimarme.

Y ya conoces mis desequilibrios…

Cómo harás para que no fuera lo mismo

Y esta vez nos enrede…

En sus brazos

El amor.



Locos.


Mirar tras el ventanal es materia de locos.

Si, los locos se pasean mientras miro.

Mientras miro las ideas se pasean, trayendo locos.

Me imaginan en viajes…

Curiosos ensueños.

Veinte centímetros de silencios que me separan de un cuaderno.

Del estudio.

De un libro…

Y de las curvas de una mujer… que se pasean frente a mi.

Y que distraen.


Me preocupa irremediablemente este presente estado de cosas.

Es el pasar que se aleja. El presente que se agota.

La impaciencia de soñar.

Y los locos… que vuelven, se pasean y vuelven otra vez a dejar ideas.

De viajes.

De simplezas con extrañas cosas.

De negocios sin riquezas.

De irse por ahí y no volver.

De pescar y no ser nadie.

De no vagar. De sentir, no más.

Dejan rumores míos sobre cosas de mí que yo no sé.

Que me hacen dudar, de mí y de los locos.

Me hacen saber, que existen mundos.

Una curiosa realidad a la cual volver, de vez en cuando.

Recién después del desanimo.

Y una estructura, a la que al conjunto se le sugiere meterse.

Y no escaparse.


Sugieren a veces… Volver a la rutina, esa insalvable experiencia.

Me traen limones, de sudor agrio.

Me revuelven el cuerpo con la primavera que se me escapa.

Y vuelven los locos… a pasearse.

Delante mío… detrás. Se pasean.

Derecha izquierda, arriba abajo.

Me dejan mosquitos.

Enfilan hormigas.

Me disimulan sombras.

Estiran arañas, desde el techo…

Y a veces recuerdo, me traigo todo, vuelvo yo.

Los locos se van.

Me traigo, al presente estado de cosas.

Y otra vez al cuaderno.

Y otra vez, al libro.


Paraiso y peces.

Creo saber quien eres.

En época estival, los brotes de la edad se salieron hacia fuera.

Enardecidos.

Nos molestaban entre las partes de nuestros cuerpos. Y las hormonas se exaltaban, poco más, poco menos, cada vez que te aparecías.

Me sentía enrojecido.

Mis manos… inquietas, se paseaban de arriba hacia abajo.

Posándose de a ratos en tu cintura.

Y allá iban, mimetizándose, nuestros cuerpos hacia el rió.

Paradas de amor… y en desanimo.

Mirábamos atardeceres, y nos gustaba definir sombras en los ocasos.

Las plantas como espigas, dibujaban figuras.

Y entre los juncos los sapos cantaban.

Si los abrazos iban y volvían,

Nos recorrían sonrisas.

Ellas nos vieron pasar los ratos.

Por sobre los hombros se escapaba nuestra alquimia.

Nos mordíamos la lengua al matarnos con cosquillas.

Y al decirnos “basta”, el aliento a vino, que se lleva a veces en sangre, se nos escapaba. Nos recordaba borrachos por sobre las memorias que tejen los sabores de un verano.

De amor con vos. De vos conmigo.

Soy algo así: una sombra que muerde.

Como cantando.

Color aluminio, si me miran de costado.

Y vos… Quién carajo sos?

Pk estas arriba mío?

Desde cuando nos atamos?

Desde cuando me he dormido?

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Ellos y nosotros... Enamorados de la vida... Pero como todo amor lleva a la locura... Locos enamorados entonces, para así ser felices jugando en una bohemia imparable... Y así, viviendo, aprehender la vida misma Buena suerte revivir recuerdos del nacer ayer en un encuentro que ahora es cercano...

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